LA PEQUEÑA MARÍA VILLARROYA
La pequeña María Villarroya empezó cantando jotas, rancheras y habaneras. Tenía 12 años, ilusión y mucho coraje. Su guitarra le permitió expresar lo que no se atrevía a decir hablando.
Su primera canción “Enyorança” (Añoranza) que le dio el impulso para escribir su propia vida, para extraer de ella lo que vivía en su interior.
“…Cuando abrazaba la copa de los árboles desde el balcón de mi buhardilla, donde yo componía, me di cuenta que en aquel espacio sagrado sin tiempo, la música me trasladaba a otros lugares y regresaba de ellos con melodías en el pecho… Y siendo tan niña, aquella buhardilla ya me habló de un camino solitario, de un reencuentro conmigo misma…”
“…No puedo deciros cómo empezó todo, solo sé que nació sin avisar y que está creciendo conmigo… viviendo conmigo…”
“…Solo sé que nunca he dejado de estremecerme ante un papel en blanco que sueña ser poema o canción. Por eso cada día que nace de mí algo nuevo, me hace sentir viva…”
Y ahora con los años y la experiencia vital, María recolecta cada momento clave de su vida para darle sentido. Trazando un puente entre lo viejo y lo desconocido desde la sabiduría de una mujer madura, que canta lo vivido.
Sí Sostenido